Amor efímero en Transmilenio, ¿Nos conocemos?

Ahí estaba él, sentado en una silla roja de Transmilenio, cerca al conductor, quizás por ser la zona más segura y menos visitada por vendedores. Llevaba una camisa blanca, un pantalón oscuro, los habituales tenis desgastados de tanto andar y un morral que indicaba su condición de universitario, su mirada se fijaba en el camino, como si fuera el quien llevara el mando del bus, parecía estar pensando por que de vez en cuando movía los labios como susurrando o cantando.

Ahí estaba ella, diagonal a él, en una silla roja de Transmilenio, con su bolso, una blusa de flores, jean y converse, como siempre, escuchando música a través de esos audífonos que duran un mes. Note que al sentarse, todo el camino no le quito la mirada, lo observaba como a alguien a quien se conoce pero no se recuerda, al parecer lo había visto un par de veces en la misma ruta que ahora los llevaba a sus universidades, fue tanta la intensidad de su mirada que el muchacho volteo, fue el instante más intenso que vi entre dos personas, fueron segundos, parecían enamorados, una sonrisa, nervios, -la conozco-, -lo he visto antes-, - ¿en qué estación se bajará?-... Un último suspiro, ¿Nos conocemos?